Estimulación cerebral profunda (DBS) en psiquiatría resistente

La estimulación cerebral profunda (DBS) se ha consolidado como una herramienta prometedora en el abordaje de trastornos psiquiátricos resistentes, especialmente en casos de depresión mayor y trastorno obsesivo-compulsivo refractario. Sin embargo, su utilización exige un análisis detallado tanto de los aspectos clínicos como de los dilemas éticos que acompañan a cualquier intervención invasiva sobre el cerebro humano.

En una nueva publicación en la revista Brain Sciences, el Dr. Álvaro Moleón y su equipo examinan los principales desafíos asociados a la DBS, así como las implicaciones neuropsiquiátricas que pueden surgir durante el tratamiento.

Complicaciones clínicas y quirúrgicas

El artículo revisa las complicaciones potenciales derivadas del procedimiento quirúrgico, desde infecciones y problemas con el hardware hasta ajustes de programación complejos que pueden requerir seguimiento estrecho. La correcta selección de candidatos y la coordinación con equipos de neurocirugía resultan fundamentales para minimizar riesgos y optimizar resultados.

Impacto en cognición y personalidad

Uno de los aspectos más relevantes es el posible efecto de la DBS sobre funciones como la cognición, la toma de decisiones y ciertos rasgos de personalidad. Aunque muchos cambios son transitorios o modulables mediante ajustes de estimulación, estos fenómenos exigen una evaluación continua y un acompañamiento clínico especializado.

Consideraciones éticas en DBS psiquiátrica

La neuromodulación invasiva plantea interrogantes éticos propios, que el trabajo aborda en profundidad:

  • Consentimiento informado exhaustivo, especialmente en pacientes con sintomatología grave.
  • Protocolos rigurosos que garanticen seguridad, transparencia y supervisión multidisciplinar.
  • Estrategias de seguimiento que integren psiquiatría, neurocirugía, psicología y neuropsicología.
  • Reflexión bioética sobre identidad personal, autonomía y expectativas del tratamiento.

El estudio subraya la relevancia del trabajo conjunto entre especialistas en salud mental y neurocirugía, reforzando la necesidad de una visión integradora que combine rigor científico, prudencia y sensibilidad clínica.

Un paso más hacia el desarrollo de la psiquiatría intervencionista

El Dr. Moleón agradece especialmente la aportación de los profesionales involucrados en este trabajo, con mención destacada a Cristina Torres por la dirección del estudio. Desde el Instituto Andaluz de la Salud Cerebral (IASC), este esfuerzo se suma a la misión de impulsar la psiquiatría intervencionista y consolidar su papel en el presente y futuro de la atención clínica.

La DBS continúa avanzando como un campo de innovación terapéutica. Su desarrollo exige prudencia, ética y equipos altamente especializados, pero abre posibilidades esperanzadoras para personas cuyo trastorno psiquiátrico no responde a intervenciones convencionales.