La relación de estrecha colaboración existente entre los abordajes en Salud Mental propios de la Psicología Clínica y la Psiquiatría es hoy en día más que nunca una realidad, así como lo es también la evidencia empírica de su eficacia en la mejora de la calidad de vida de los pacientes que solicitan y reciben atención especializada. (Fernández, 2011)
Ambas disciplinas se han movido históricamente por caminos paralelos, podría decirse que incluso distantes, pese a lo cual han compartido (la Psiquiatría desde su inicio en el S. XIX con P. Pinel y J. Reil y la Psicología Clínica desde la fundación en 1896 de la primera clínica psicológica por parte del Dr. Lightner Witmer, creador además del término) (Leahey T., 2010; López J. M., y Morales, J. M., 1970) el objetivo común de desarrollar teorías y procedimientos encaminados a comprender y aliviar el sufrimiento psíquico de los seres humanos en sus manifestaciones patológicas.
En el contexto actual de la Salud Mental, caracterizado por enfoques comunitarios, integrales y multiprofesionales en el que tienen cabida Trabajadores Sociales, Terapeutas Ocupacionales, Enfermeros Especialistas, Auxiliares de Enfermería y, por supuesto, Psicólogos Clínicos y Psiquiatras (Ortega, F., 2009), la mencionada asociación entre sendas especialidades de la Medicina y la Psicología cobran plena actualidad y vigencia, como queda plasmado en el II Plan Integral de Salud Mental de Andalucía 2016-2020 (PISMA II, Junta de Andalucía, Consejería de Salud).
A pesar de la creciente difusión y del prestigio social de los que hoy día gozan ambas profesiones, a menudo nos encontramos con incertidumbre y desinformación por parte de muchos clientes (además de algunos profesionales) acerca de sus similitudes y diferencias. Con la intención de aclarar de manera breve algunas de estas dudas, exponemos a continuación y de manera sucinta las características, competencias e itinerarios formativos de ambos colectivos profesionales en nuestro país:
.Un Psicólogo Clínico es un licenciado/graduado universitario en Psicología que, posteriormente a su formación superior básica, cursa un programa de especialización teórico-practico supervisado en el contexto del sistema público de salud, de cuatro años de duración (Psicólogo Interno Residente –PIR-), al cual se accede por oposición. Una vez finalizado dicho programa formativo obtiene el título de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica, así como el estatus de Facultativo Especialista de Área. En cuanto a sus funciones o competencias profesionales, cabe decir que, según se especifica en el Real Decreto 1277/2003 de Autorización de Apertura de Centros Sanitarios y por la Orden SCO/1741/2006, estas serían las máximas posibles previstas en el Real Decreto de creación y regulación de la especialidad de la Psicología Clínica (Ministerio de la Presidencia, 1998) entre las que se incluirían las de: “la evaluación, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de los trastornos mentales, emocionales, relacionales y del comportamiento”. No es este el caso de los Psicólogos Generales Sanitarios, licenciados/graduados en Psicología y en posesión del título de Máster Oficial en Psicología General Sanitaria (programa formativo de dos años de duración impartido por universidades públicas y privadas) cuya actividad, recogida en la Ley General de Salud Pública 33/2011, queda circunscrita al ámbito privado y no ostentan la categoría de especialistas. En relación a estas funciones, la Ley establece las siguientes: “… investigación, evaluación e intervención psicológica sobre aquellos aspectos del comportamiento y la actividad de las personas que influyen en la promoción y mejora de su estado general de salud, …”; estableciéndose que las funciones del Psicólogo General Sanitario no deben interferir o suplantar las funciones para las que se requiera una atención especializada propia de otros profesionales sanitarios (entiéndase, Psicólogos Clínicos).
.Un Médico Psiquiatra, por otra parte, es un licenciado en Medicina y Cirugía que, tras finalizar sus estudios, cursa la Especialización en Psiquiatría a través del programa formativo MIR (Médico Interno Residente, consistente en cuatro años de formación teórico-práctica supervisada en el sistema de salud pública, al igual que el PIR), obteniendo tras su realización el título de Facultativo Especialista de Área en Psiquiatría. Conforme a la Orden SCO/2616/2008, de 1 de septiembre, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Psiquiatría.
La Psiquiatría tiene por objeto el estudio, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales, en concreto, los incluidos al día de hoy en el capítulo V (F) «Trastornos mentales y del comportamiento» de la 10.ª edición de la «Clasificación Internacional de las Enfermedades», desarrollada por la Organización Mundial de la Salud.
La Psiquiatría se trata de una especialidad de la Medicina que sin perjuicio de sus raíces comunes con otras disciplinas sanitarias, se ocupa de los trastornos psiquiátricos, entendidos como lugar de encuentro de lo biológico, lo psicológico y lo socio-cultural; sus intervenciones se basan en la observación clínica y en la investigación científica, incluyendo una amplia gama de técnicas, desde aquéllas de carácter interpersonal como es el caso de las psicoterapias y la rehabilitación, hasta otras actuaciones como el diagnóstico por neuroimagen, la psicofarmacología y otras intervenciones biológicas. (Chouza, 2009)
Como puede comprobarse, ambos colectivos profesionales comparten, además del estatus de facultativos especialistas, gran parte de sus competencias. En relación a sus diferencias, se destacan las siguientes:
–Privativa de la Psiquiatría sería la licencia para prescribir fármacos y practicar tratamientos médicos, entre los que se encuentra la Psicoterapia (cuya aplicación es competencia compartida con los Psicólogos Clínicos).
–Exclusiva de la Psicología Clínica, por su parte, sería la competencia para diseñar e implementar Tratamientos Psicológicos; esto es, la planificación e implementación de técnicas y procesos basados en los conocimientos sobre el comportamiento humano empíricamente contrastados, propios de la investigación en Psicología Experimental Básica, llevado a cabo por un psicólogo titulado (Froján y Santacreu, 2008). Los Tratamientos Psicológicos (una aplicación particular de la Ciencia Psicológica entre otras muchas, como la selección de personal o el diseño de programas educativos) no habrían de confundirse con las Psicoterapias, por algunos de los motivos que más tarde expondremos.
Perfiladas estas diferencias y similitudes, se hace pertinente algún comentario, con afán clarificador, acerca de dos de los más extendidos prejuicios y malentendidos que sobre Médicos Psiquiatras y Psicólogos Clínicos que aún persisten en la actualidad. (Virués, 2004)
.El primero de ellos tiene que ver con la idea de que el tratamiento de los denominados trastornos mentales graves (TMG) -como puedan ser, a modo de ejemplo, las esquizofrenias o los trastornos bipolares- corresponde a los Médicos Psiquiatras, siendo competencia de los Psicólogos Clínicos el abordaje de trastornos de menor gravedad, usualmente relacionados con cuadros más o menos leves de ansiedad y depresión (ADS; Ansiedad, Depresión y Somatizaciones). Esta idea es errónea y contradice –como se ha visto- la realidad organizativa y legal vigente de la Salud Mental en nuestro entorno, siendo que ambos colectivos profesionales cuentan con competencias y procedimientos debidamente contrastados e igualmente eficaces para abordar la intervención sobre la gama completa de los trastornos mentales, siendo frecuentemente el abordaje conjunto (psicológico clínico y psiquiátrico) la solución más completa y eficiente.
.El segundo de ellos es aquella idea que fomenta la imagen del Médico Psiquiatra como un mero prescriptor de fármacos cuya práctica obedece a una concepción fiscalista y reduccionista del ser humano y del sufrimiento psíquico, mientras se asocia a la del Psicólogo Clínico con la del profesional que se dedica a la provisión de Psicoterapia (de la que, para mayor confusión y como ya se comentó, raramente se hace una -en nuestra opinión- necesaria distinción frente a los Tratamientos Psicológicos), atendiendo a sus aspectos emocionales y relaciones desde una perspectiva más amplia, comprehensiva y “humana”. En esta idea global hay varias concepciones erróneas; la primera de ellas es visualizar la farmacoterapia como la única herramienta terapéutica de la que dispone el Médico Psiquiatra, considerándosele además ajeno o impropio el ejercicio de la Psicoterapia. Otras muchas intervenciones, como la Estimulación Magnética Transcraneal, la Estimulación Cerebral Profunda o la Terapia Electroconvulsiva, forma parte esencial de práctica psiquiátrica.
La segunda, estrechamente relacionada con la primera, es la de identificar por sistema la práctica de la Psicoterapia con el trabajo del Psicólogo Clínico, suponiéndosele además, en no escasas ocasiones y de manera claramente errónea, un papel subsidiario. (Carrobles, óp. cit.)
En relación a la Psicoterapia, y a diferencia de los Tratamientos Psicológicos, cuyas señas de identidad han sido descritas anteriormente (Froján y Santacreu, op. cit), la Psicoterapia se trata de un campo multidisciplinar, epistemológicamente diverso y heterodoxo que, habiendo sido surgido en su origen como un tratamiento exclusivamente médico-psiquiátrico en tanto que rama de la Medicina (Villegas, 1993), admite hoy día a diversos colectivos profesionales, preferentemente al de la Psicología, aunque también otros de reciente irrupción en el campo como el Trabajo Social (Trabajo Social Clínico) (Fombuera y Martí, 2006 ) o la Enfermería (Psicoterapia Enfermera) (Aguilera et al., 2020).
Lo arriba señalado puede comprobar atendiendo a la definición que sobra la misma sostiene la propia Federación Española de Asociaciones de Terapeutas (FEAP) institución de carácter no gubernamental –ya que, por desgracia, carecemos aún en España de una regulación oficial sobre el campo- y sin ánimo de lucro, creada en el año 1992 con la finalidad de agrupar a la mayor parte de asociaciones científico-profesionales de psicoterapeutas existentes en España) se refiere por su parte a la psicoterapia en los siguientes términos:
En FEAP entendemos la Psicoterapia como un tratamiento de naturaleza psicológica y carácter científico, que se utiliza para las manifestaciones psíquicas o físicas del malestar humano, con el que se tratan de promover cambios o modificaciones en el comportamiento, la salud física y psíquica, la integración de la identidad psicológica y el bienestar de las personas o grupos tales como la pareja o la familia. Nos importa resaltar que el término Psicoterapia no presupone una orientación o enfoque científico-profesional definido, sino que connota un amplio dominio científico-profesional especializado, que se especifica en diversas y peculiares orientaciones teóricas, prácticas y aplicadas.
FEAP considera que las titulaciones idóneas para el acceso a la formación en Psicoterapia son la licenciatura de Psicología y la licenciatura de Medicina (y más aún las respectivas especialidades de Psicología Clínica y Psiquiatría). [Rescatado de http://www.feap.es/index.php/federacion/quienes-somos, última actualización 12/01/2021]
A diferencia de los Tratamientos Psicológicos basados en la evidencia experimental en Psicología Básica, como pueda ser la Terapia de Conducta en sus vertientes tanto Cognitivo-Conductual como Contextual (Eysenck, H. J., 1964) -del mismo modo que los tratamientos médicos desarrollados desde la Medicina Basada en la Evidencia (Strauss et al., 2006)-, algunas orientaciones en Psicoterapia carecen de apoyo experimental suficiente para sostener su eficacia, o bien se han mostrado directamente ineficaces. Tal es el caso de algunas ampliamente extendidas como el Psicoanálisis Freudiano o la Programación Neurolingüística, ambas de carácter acientífico o pseudocientífico (Caballo V.E. & Salazar I. C., 2019) –pseudoterapias-. Con estos datos, se pretende aclarar el hecho de que la Psicoterapia no es patrimonio exclusivo (como sí lo son los Tratamientos Psicológicos) de Psicólogos (Clínicos o no), tampoco así de los Psiquiatras, sino un procedimiento terapéutico del que estos pueden o no hacer uso, y que comparten además con otros profesionales. Traemos esto a colación sin soslayar la considerablemente mayor tradición y preferencia en su ejercicio (tanto legal como técnica) de las dos primeras profesiones señaladas en este ámbito (Schmidbauer,W., 1973)
Un abordaje integral debidamente coordinado, psicológico y psiquiátrico, siempre y cuando se muestre indicado y sea llevado a cabo por especialistas con la debida formación, ha demostrado ser una opción de tratamiento altamente eficaz. (Fernández, op. cit.)
Esperamos que estas breves pinceladas de información sirvan al lector para comprender algo mejor el quehacer de los especialistas en Salud Mental, y también para, a través de la misma, orientar su demanda hacia una atención especializada de calidad y con garantías en caso de que decida consultar a causa de eventuales problemas psicológicos.
Concluyo agradeciendo al Dr. Álvaro Moleón, querido amigo y brillante psiquiatra de vocación -con el cual tengo la fortuna de trabajar en coordinación-, el haber tenido la amabilidad de cederme este espacio.
Sergio Rufo Benavente. Psicólogo Especialista en Psicología Clínica. Hospital Fátima (Sevilla); Asociación S.Y.F.A. de Terapia Familiar y de Sistemas (Sevilla).
Bibliografía
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Carrobles, J.A. (2012) Psicólogo clínico y/o psicólogo general sanitario. Behavioral Psychology / Psicología Conductual, Vol. 20, N.º 2, 2012, pp. 449-470
Eysenck, H. J. (1979) Experimentos en Terapia de la Conducta. Inhibición Recíproca. Madrid, España: Fundamentos.
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Leahey, T. (2010). Historia de la Psicología, principales corrientes del pensamiento psicológico. Madrid, España: Pearson Alhambra.
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Strauss, S. E., Richardson, W. S., Glasziou, P., & Haynes, R. B. (2006). Medicina basada en la evidencia. Cómo practicar.
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Virués Ortega, J. (2004) La relación interprofesional entre psicólogos clínicos y psiquiatras en los servicios de salud mental españoles vista por los residentes PIR. Análisis y modificación de conducta, Vol. 30, N.º. 130, pp. 223-239
Me ha encantado la claridad de como ha explicado las diferencias y similitudes y como en el siglo XXI lo más importante son el abordaje multidisciplinar y con terapias y tratamientos con eficacia demostrada
Cual es el enfoque terapéutico en la psicología clínica y la psiquiatría?