¿PUEDE UNO SER FELIZ TENIENDO CÁNCER?

¿PUEDE UNO SER FELIZ TENIENDO CÁNCER?

-Toc Toc…

-¿Quién es?

-El cáncer, ¿Puedo pasar?

-Puedo negarme (pensé), y sin más preguntas, abrí la puerta…..Y desde ese día, que ninguno creemos que nos puede pasar, convivo con el cáncer en mí.

Pero no quiero hablar de lo difícil, de lo duro, de lo mal que se pasa con los tratamientos, de los días en los que no puedes ni levantarte de la cama, de los dolores, de los cambios de humor, de los  efectos secundarios de la quimio….y no quiero hablar, porque por todo eso por mucho que queramos evitarlo no podemos huir en el momento que te dicen: Tienes Cáncer…

Cerrar la puerta y no dejar pasar la enfermedad no es una opción, la única alternativa es como dejas que entre, y es de eso de lo que sí quiero hablar….de como convivo día a día siendo diagnosticada de Cáncer de Mama.  Una vez dentro, y tras cerrar la puerta, me di cuenta de la cantidad de equipaje que traía la palabra cáncer a mi vida y pensé que no era una visita rápida y que tenía que entender que durante un tiempo sería una inquilina con la que tendría que compartir mi día a día.

A partir de ese momento, lo primero que hice es ACEPTAR la situación, y encargarme de imponer unas reglas para que la convivencia fuese lo mejor posible. Reglas como no dejar que me afectase en mi rutina diaria, a pesar de saber que habrian días donde no fuese posible, por lo que conlleva tenerla de puertas para dentro. No permitirle que me restase ilusiones, que me hiciese vulnerable….Ella trae sus reglas, pero yo decido también las mías y así cuando me quise dar cuenta estábamos juntas deshaciendo maletas.

La primera que abrí fue la maleta del miedo, y una vez examinada bien, la guardé porque nada de lo que traía me valía para enfrentarme a la situación y eso podría afectar a mi relación con la enfermedad, (aunque alguna que otra vez se me viene a la cabeza donde está guardada.)

La siguiente maleta venía llena de quimioterapia, 6 ciclos, que tenía que ir deshaciendo cada 21 días. Con esta maleta, al final me he acabado familiarizando y para no caer en una rutina con cada ciclo he ido experimentado y descubriendo las cosas negativas y positivas de la situación. He aprendido a escuchar mi cuerpo y así sentirme más segura y tranquila ante la cantidad de efectos secundarios que trae esta maleta dentro.

Pero también he aprendido a VALORAR porque cuando pasaban los días malos y comenzaba a remontar disfrutaba de la sensación de sentirme bien, de empezar a saborear la comida, de salir a la calle y pasear dándome un poco de aire fresco…he aprendido a valorar y disfrutar de las cosas que antes de tener cáncer formaban parte de mi vida y que no las había nunca valorado tanto.

Pasado los primeros días del primer ciclo y deshaciendo la maleta, encontré dentro un espejo y un pañuelo. Cogí primero el espejo y esos segundos hasta llegar a mirarme, fueron angustiosos porque sabía perfectamente que imagen iba a ver reflejada, pero también sabía que no podía evitar esa situación y me armé de valor y me miré. Me vi por primera vez sin pelo y lejos de compadecerme, empecé a descubrir en mi rostro nuevas facciones que antes parecían escondidas. Mi nueva imagen acentuaba mi sonrisa, potenciaba mis ojos…y me sentí cómoda y guapa, y ese hecho de buscar lo positivo me ayudó a que esa situación la gestionase de una manera que no me afectase más de lo debido para seguir teniendo fuerzas para continuar. 

Entonces cogí el pañuelo y me lo puse, me volví a mirar y descubrí que llevarlo puesto, en mi caso, me hacía verme más enferma y decidí que nunca más me pondría un pañuelo. No me reconocía, así que para protegerme del sol tengo una colección de gorras con las cuales si me siento yo y cuando el sol se esconde salgo a la calle sin nada en la cabeza, salgo al natural.  Al fin y al cabo lo importante es que ya que hay que pasar por ello que lo hagas de la forma en la que te sientas tú. Y es curioso porque si miro las fotos que tengo de esta etapa puedo decir que jamás he salido sonriendo tanto como ahora, que hay un brillo en mis ojos diferente y que a pesar de que hayan sido momentos y sean momentos duros, mi expresión es de felicidad por contradictorio que pueda parecer.

¿Puede uno ser feliz teniendo cáncer? Imagino que al leer lo anterior os lo habréis preguntado.

Claro que sí, y en mi caso ha sido y es pieza clave para afrontar la situación. Evitar tener cáncer no puedo hacerlo, así que he de descubrir a través de esta situación una nueva forma de ver y entender la vida. 

La mejor lucha es el estado de ánimo y el descubrir siempre de algo negativo algo positivo. 

Es un camino duro, pero en cada paso al igual que hay momentos difíciles hay que saborear y disfrutar de los momentos buenos y ser feliz. No hay que dejar que la enfermedad te condicione a que no es compatible la palabra CANCER con FELICIDAD, y esa es otra de las reglas que yo marqué ante las suyas. 

Para poder continuar hay que experimentar todo lo que trae esta enfermedad a nuestras vidas. Por ejemplo, la maleta del YO INTERIOR. Esta maleta la deshice de las primeras, porque a pesar de estar rodeada de todo el mundo y sentir el apoyo y el calor de tu entorno, es cuando realmente más tiempo estas contigo misma. 

Yo he descubierto a mi yo interior, a ese al que le hablas cuando te levantas, y le dices: ¿Cómo estamos hoy? ¿Sientes algo raro? …al que te anima y te dice no te quedes en el sofá lamentándote, y sal a pasear un poquito que te vendrá bien, al que te anima a comer sin ganas…al que pasa contigo las horas de tratamientos y te da calma. 

Ese yo interior que todos tenemos y que muy pocos escuchamos, y con el que me he reencontrado gracias a la enfermedad. Es fundamental estar bien con uno mismo, saber escucharnos, entender lo que nos está sucediendo, sacar lo mejor de ti, descubrir nuestros puntos fuertes y débiles … no solo hay que conocer al enemigo, también tenemos que conocernos a nosotros mismos para ganar la batalla. 

Y así cada 21 días deshacía mientras tanto la maleta de la quimio. Siempre cuando terminaba un ciclo a la salida inmortalizaba el momento haciendo una foto con el número de ciclo puesto. Durante las tres primeras sesiones, iba siempre con la misma ropa para ver la diferencia, y en la cuarta pensé que era momento de cambiar. No quería que mi mente relacionase con una vestimenta el hecho de que las cosas estaban saliendo bien, y la cuarta y la quinta cambié. Y comento esto para explicar que la mente no es quien nos controla, si no que nosotros mismos somos quienes tenemos que controlarla y más cuando estamos enfrentándonos a una enfermedad como el cáncer, donde nuestra mente puede jugarnos malas pasadas si la dejamos actuar por libre. 

Y por fin llegó la sexta, y llegué al hospital pregonando por todo el camino VOY A MI ÚLTIMA QUIMIO con una pancarta en el coche, y la sonrisa de ese día aún me sale al recordar que en ese momento acababa de deshacer las últimas cosas de esa maleta tan pesada y tan cargada de equipaje. Y al acabar y salir por la puerta, la foto de la última quimio fue vestida de gitana. Y lo curioso es que ni soy flamenca ni nada parecido, pero si soy una amante de la vida. Siempre que me preguntaban cómo estaba por whatsapp, yo siempre que estaba bien ponía el icono de la  flamenca y pensé que la  mejor forma de terminar la quimio sería interpretando ese momento. Con este detalle que puede parecer insignificante, lo que quiero transmitir es que hay dos formas de tomarse las cosas: O bien o mal, y yo decidí tomarlas tal cual son y desde ahí dejarme llevar y disfrutar del duro camino…es decir tomarme las cosas BIEN.

Y ahora pues tengo aún más maletas que deshacer…la de la operación, la de la radioterapia…etc .Pero todavía no ha llegado el momento de abrir esas maletas. Antes tengo que recuperarme de la quimio y seguir en la lucha, y cuando llegue el momento seguir el protocolo y continuar deshaciendo maletas. Mientras tanto, no voy a perder tiempo preocupándome por lo que aún no ha llegado y estoy estos días disfrutando de la sensación de ir sintiéndome cada día mejor al dejar atrás una etapa de este proceso tan duro como es el tratamiento. 

Y cuando llegue el siguiente paso seguiré con las mismas ganas, fuerza, actitud, valentía y pensamientos que hasta ahora.

Y para acabar este artículo, lo haré con la frase de agradecimiento que hice a través de Álvaro en Facebook donde digo que mi actitud es la suma de todo lo que me rodea. Y es que aunque el mérito es mío por cómo me enfrento ante las adversidades, en este caso ante el cáncer, y es mi forma de ser lo que se ve reflejada en mi relato, soy también la suma de muchos factores de los cuales he ido aprendiendo y me han hecho siempre sacar la mejor versión de misma. 

Y aquí no puedo dejar pasar hablar de la Asociación A.R.O a la cual pertenezco desde hace seis años.  A través de ella y con mi esfuerzo, superé las adicciones y el seguir en ella justo en el momento de tener que enfrentarme a la enfermedad ha sido de gran ayuda para llevar el cáncer con otra actitud, porque tengo la suerte de contar cada semana con un grupo de personas y unas terapias donde recargo las pilas para seguir trabajando sobre mi misma, y que me proporciona las herramientas necesarias para afrontar todas las adversidades que me pone la vida por delante.

Y también soy la suma de mi pareja y de mi familia, (siempre ahí para no dejarme caer y respetándome en todo momento, incondicionales y sufridores en silencio de mi enfermedad) de mis amigos… Sin ninguno de ellos todo hubiese sido más duro. Gracias…siempre gracias.  

Gracias a todo el personal sanitario que es mi otra compañía en este viaje y que batalla junto a mí.

Y con esta frase que me dijeron hace poquito termino este artículo que espero sirva de ayuda para mucha gente: LO HAS HECHO TAN FÁCIL, QUE A VECES SE NOS OLVIDA POR LO QUE ESTAS PASANDO. 

Ojalá a muchos de los que estáis pasando por esta enfermedad os digan esta frase, porque significaría que por muy duro que sea al camino habéis conseguido ir caminando con una actitud tan positiva que lo difícil se ha convertido en fácil, hasta llegar incluso a olvidar que se está enfermo.

Gracias a todos los que os preocupáis por mí y gracias Álvaro por darme esta oportunidad.

María José Martínez Mora (Chiki)

mjmmpublicidad@gmail.com

3 comentarios sobre “¿PUEDE UNO SER FELIZ TENIENDO CÁNCER?

  1. Manuel Contestar

    Animo Chiqui !
    Estás muy guapa…eres fuerte y luchadora, así que saldrás adelante.
    Un fuerte abrazo amiga

  2. María Jose Contestar

    Mucho ánimo guapa,esa es la actitud para salir de ésto, para dar ánimos a nosotras y a todas las personas que están atravesando por esta enfermedad,comprendemos los síntomas y el dolor que produce la quimioterapia, así que un fuerte abrazo y a por todas!! Yo voy a por la tercera… Estoy a mitad de camino…

  3. José Luis Contestar

    ¿Puede uno ser feliz con esa espada permanente de Damocles?.
    No. No puede serlo. Por la única razón de que no se puede ser feliz, ni sano ni enfermo. Porque la espada de Damocles apunta a todos, sanos y enfermos. Y por ese equilibrio inestable transitamos todos.
    ¿Entonces? Creo que se pueden tener momentos felices, encuentros felices, sensaciones felices. Todos. Redescubrir las pequeñas cosas, los pequeños gestos que te provocan dicha. Ahí, si lo gestionas bien, no hay diferencia entre sanos y enfermos. Pueden, ambos, tener muchos momentos plenos y dichosos. Hay mucha gente que físicamente está sin enfermedad, no digo sana, que viven amargados, malhumorados, irascibles, fanáticos… esas personas, aunque lo digan, no pueden ser felices ni tener algunos o muchos momentos de felicidad. Así que aunque no pueda ser feliz, si puedo tener a lo largo de los días muchos momentos felices. Y en ello estamos.

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