Los trastornos depresivos son un grupo de entidades clínicas que se caracterizan por una tristeza de una intensidad o una duración suficiente como para interferir en la funcionalidad y, en ocasiones, por una disminución del interés o del placer despertado por las actividades. En este tipo de cuadros, los síntomas cardinales son la pérdida de ilusión, labilidad afectiva, las rumiaciones pesimistas, los pensamientos relacionados con la muerte y/o la ausencia de confianza en uno mismo. También es frecuente la presencia de síntomas físicos (cefalea, náuseas y vómitos), cambios en los biorritmos (insomnio, cambios en el apetito y el peso) y síntomas cognitivos como fallos mnésicos o reducción en la capacidad de concentración.
Como consecuencia de la presencia de esta agrupación de síntomas, el paciente depresivo tiende a la apatía, a la reducción de la actividad social y a la evitación o aplazamiento de la toma de decisiones.
Es importante distinguir un trastorno depresivo del padecimiento de sentimientos negativos de desmoralización, dolor y pena, frecuentemente vinculados a factores estresantes. Este tipo de sentimientos desaparecen rápidamente cuando los factores estresantes se diluyen, a diferencia de la tristeza patológica de los cuadros depresivos.
Este tipo de trastornos son muy frecuentes, afectando a más del 30% de los pacientes que acude a una consulta de Atención Primaria.
Los trastornos depresivos pueden presentarse en cualquier etapa de la vida, pero la prevalencia aumenta conforme se incrementa la edad. Los trastornos depresivos son, aproximadamente, dos veces más frecuentes en el sexo femenino que en el masculino. Así, la incidencia más elevada se da entre las mujeres mayores de 55 años.
Referente a su etiología, se desconoce la causa exacta de los trastornos depresivos, pero contribuyen una serie de factores:
Factores genéticos: la herencia da cuenta del 50% de la etiología.
Factores biológicos: relacionados con los cambios en las concentraciones de diversos neurotransmisores (serotonina, noradrenalina, dopamina, glutamato…) y con una alteración en la función neuroendocrina, principalmente a nivel de 3 ejes: hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, hipotálamo-hipófisis-tiroides y hormona de crecimiento.
Factores psicosociales: maltrato físico o psíquico en los primeros años de vida, la presencia de niveles de estrés elevados durante un periodo prolongado de tiempo…
Es bastante frecuente la comorbilidad de estos cuadros depresivos con otros trastornos mentales (trastornos de personalidad, ansiedad, trastornos alimentarios…). También podemos encontrar manifestaciones depresivas en el trastorno bipolar constituyendo lo que se llama depresión bipolar.
A su vez, encontramos condiciones que producen síntomas similares a la depresión. Estas incluyen los efectos de un tratamiento farmacológico (corticoides, interferón y algunos antihipertensivos), el consumo perjudicial de alcohol.
En lo tocante al pronóstico de los cuadros depresivos, éste suele estar muy asociado a la presencia de factores desencadenantes. Cuando el trastorno depresivo aparece de forma totalmente espontánea, el pronóstico suele ser muy favorable. Por el contrario, cuando está asociado a algún suceso precipitante o a características de la personalidad del paciente, suele haber más tendencia a la cronicidad.
La principal complicación de los cuadros depresivos es el suicidio, el cual es 30 veces más frecuentes en los sujetos que padecen un cuadro depresivo que en la población general. En torno al 15% de los pacientes con un cuadro depresivo realizan un intento autolítico y el 70% de los sujetos con suicidio consumado presentaban clínica depresiva. Entre los factores de riesgo de que un sujeto depresivo cometa una tentativa suicida encontramos la presencia de ideas recurrentes suicidas, intentos autoliticos previos, sentimiento de desesperanza o de carga, ansiedad elevada, impulsividad, autoexigencia, consumo de alcohol u otras drogas, coexistencia de enfermedad grave o la presencia de antecedentes familiares de suicidios consumados o intentos autolíticos.
El abordaje clínico de los trastornos depresivos lo suele realizar un equipo multidisciplinar formado por un psiquiatra y un psicólogo clínico.
Para un correcto diagnóstico, es necesario llevar a cabo una adecuada entrevista clínica con el paciente (y frecuentemente con algún miembro de su familia). La valoración de los antecedentes personales y familiares es de suma importancia en estos casos. A diferencia de otras enfermedades mentales, las pruebas complementarias no son de gran utilidad en el diagnóstico de los cuadros depresivos. En todo caso, sí estaría indicada la realización de una analítica sanguínea completa para descartar trastornos físicos que puedan producir clínica depresiva. Hay que destacar que el uso de escalas (por ejemplo, Hamilton o Beck) ayuda al clínico, pero no asegura la infalibilidad del diagnóstico.
En lo que respecta al tratamiento, lo idóneo para el paciente depresivo es la combinación de un tratamiento farmacológico con antidepresivos (ISRS, ISRN, antidepresivos tricíclicos…) junto a terapia psicológica cognitivo-conductual, por lo general. En casos resistentes a tratamiento, está indicada la Estimulación Magnética Transcraneal. En todo caso, es importante individualizar el plan terapéutico en función de las peculiaridades de cada paciente con el fin de conseguir la una mejoría importante de los síntomas de la enfermedad, cuando no una remisión clínica del cuadro depresivo.
¿QUIERE SABER MÁS SOBRE LOS TRASTORNOS DEPRESIVOS?
Si desea conocer más profundamente sobre los trastornos depresivos, le recomendamos la lectura de los siguientes documentos:
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa de forma general sobre lo que es la depresión, sus causas, manifestaciones clínicas y tratamiento.
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) dirigido a los adolescentes que puedan tener depresión, ayudándoles a entender lo que es la depresión y cómo difiere de la tristeza normal. Describe los síntomas, las causas, los tratamientos, cómo la depresión puede afectar las relaciones con los demás y las cosas que pueden hacer para sentirse mejor.
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa sobre la depresión en las mujeres e incluye los indicios y los síntomas, los tipos de depresión que son exclusivamente de las mujeres y las opciones de tratamiento.
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa sobre la depresión en varones, sus causas, manifestaciones clínicas y tratamiento.
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa sobre la depresión en las personas mayores explicando que no es parte normal del envejecimiento y que debe ser valorada y tratada.
ENFERMEDADES CRÓNICAS Y DEPRESIÓN
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa sobre las enfermedades crónicas y el riesgo de desarrollar depresión. Incluye los síntomas, tratamientos, recuperación y los efectos sobre la salud de la depresión.
Documento realizado por el National Institute of Mental Health (NIMH) en el que se informa sobre lo que es la depresión perinatal, sus causas, las manifestaciones clínicas y las opciones de tratamiento.
Documento publicado en 2016 por la Agency for Healthcare Research and Quality norteamericana cuyo principal objetivo es hacer una comparativa entre las distintas alternativas terapéuticas en el tratamiento de la depresión mayor en el adulto.
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Álvaro Moleón Ruiz – Doctoralia.es